jueves, 16 de enero de 2014

Tipos de homicidio: Asesinatos en la familia




En este artículo abordaremos el significado del homicidio, su diferencia con el asesinato y los tipos de homicidio entre parientes, tales como el patricidio, el matricidio, el filicidio, el fratricidio, etc. Además, también veremos el infanticidio y el feminicidio.

El homicidio engloba al asesinato; pero, por lo mismo, “homicidio” y “asesinato” son dos figuras legales distintas. El homicidio es simplemente una acción u omisión mediante la cual se priva a un ser humano de su vida. El homicidio puede ser legal o ilegal, mientras que el asesinato es siempre ilegal y se presenta como una figura agravada del homicidio, constituyéndose dicho agravamiento por características como alevosía, ensañamiento, precio, recompensa o promesa, y, sea cual sea el código penal del que se trate, por su componente esencial (subyacente a cualquiera de las características antes mencionadas): la “malicia”, también llamada “malicia premeditada”, “premeditación delictiva” o “intención dolosa”, siendo ésta cualidad esencial algo que, si bien puede variar hasta cierto punto en las definiciones de los diversos códigos penales, tiene un fondo ético claramente discernible en conceptos legales como el que da el Código Penal de 1974 de Puerto Rico, para el cual la “malicia”: ‹‹denota la comisión de un acto dañoso, intencionalmente, sin justa causa o excusa y la consciente naturaleza del mismo››.


El homicidio es simplemente una acción u omisión mediante la cual se priva a un ser humano de su vida. El homicidio puede ser legal o ilegal, mientras que el asesinato es siempre ilegal y se presenta como una figura agravada del homicidio.

Volviendo a la figura más general que es el homicidio, ésta incluye el asesinato, el homicidio sin premeditación y el homicidio legal, pudiendo así dividirse en los siguientes tipos de homicidio, descendentes en gravedad desde el primero hasta el quinto:

Asesinato en primer grado: Éste se caracteriza por ser tener malicia, ser intencional, deliberado y premeditado. Ejemplos de esto serían los crímenes planificados y con tortura de Bob Berdella o de John Wayne Gacy.

Asesinato en segundo grado: Al igual que el tipo anterior, tiene malicia, implica un acto intencional (no necesariamente el de dar muerte, al menos según algunos códigos) y, según se trata del código en cuestión, o bien ni es premeditada ni deliberada, o bien es premeditada y no es deliberada. No obstante, en medio del carácter confuso que las variaciones de los distintos códigos penales pueden ocasionar a la hora de fijar una distinción definitiva, se presenta como una de las distinciones teóricamente más útiles aquella según la cual, para que se impute asesinato en segundo grado a alguien, basta con demostrar que la víctima está muerta y que murió por un acto criminal y malicioso del acusado, más allá de que este haya o no tenido la intención de matar.

Homicidio intencional con circunstancias atenuantes: No posee malicia y se da cuando una persona, en respuesta a una “provocación legalmente adecuada” (de la cual surgen las “circunstancias atenuantes”), experimenta un “arrebato de pasión o arranque de ira” que le lleva a acabar con la vida de quien provocó aquel arrebato. En cuanto a las “circunstancias atenuantes”, una enciclopedia jurídica las define como:‹‹aquellas circunstancias accidentales al delito que, por incidir sobre el elemento esencial de la culpabilidad, producen el efecto de disminuir la responsabilidad criminal del sujeto determinando, en consecuencia, un menor quantum de pena.››. Un ejemplo éste tipo de homicidio sería el de un bombero que, tras llegar del trabajo, abre la puerta de su casa y se encuentra a un drogadicto que ha violado y matado a su esposa, montando así en cólera y cayéndole a golpes con su hacha de bombero…


Ciertos homicidios son legales, tales como el del soldado que mata en la guerra, el ciudadano que mata en defensa propia o el policía que, en defensa de la ciudadanía, abre fuego contra el delincuente (arriba).

Homicidio involuntario o imprudente: No posee malicia ni deliberación y no es una respuesta vehemente a una provocación “legalmente adecuada” como sucedía con el tipo anterior. Puede ser de dos tipos: por imprudencia o negligencia, y aquel en el cual, sin premeditación alguna, se efectúa el homicidio en el curso operativo de un delito menor.

Homicidio legal: Este es el único caso en que el homicidio tiene condiciones tales que concuerda con la ley y, en consecuencia, el autor de dicho homicidio se ve libre de “responsabilidad penal”. Ejemplos de esto son el militar que mata a un soldado enemigo en una guerra, el civil que mata al criminal para no ser asesinado por éste y, claro está, el agente policial que mata a un delincuente en el contexto de una confrontación o, por ejemplo, en la aplicación de la llamada “ley de fugas”.

Además de la clasificación presentada existen otras más, e incluso hay cierto tipo de homicidios (el llamado “crimen de honor”, por ej.) que no se ajustan al rigor estructural con que habitualmente se elaboran las diversas tipologías. No obstante resulta particularmente útil e interesante el clasificar los homicidios en función de la naturaleza de la víctima o de la relación entre ésta y el autor del homicidio, estando en ese sistema de clasificación los homicidios de parientes, el feminicidio y el infanticidio:
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Homicidios de parientes:

Filicidio:


El filicidio es el homicidio en que el padre o la madre mata al hijo o a la hija. Arriba vemos representado uno de los más famosos filicidios de la mitología clásica: Saturno (Cronos) devorando a uno de sus hijos.

El filicidio es el homicidio en el que uno o ambos progenitores acaban con la vida de un hijo o una hija. Como quedó claro antes, casi siempre los infanticidios han sido filicidios, aplicándose en este caso todos los ejemplos que se desarrolló en el infanticidio. Resulta así de mayor interés abordar el filicidio desde una perspectiva no historicista, como sería aquella de los distintos tipos de filicidio según Resnick:

Filicidio altruístico: tiene como motivación el alivio al sufrimiento propio del estado (aparente o real) de malestar en que se encuentra el hijo al cual se asesina. En este tipo de filicidio, es usual que el suicidio de uno o ambos progenitores siga a la muerte del hijo.

Filicidio psicótico: en este caso es una enfermedad mental (psicosis, esquizofrenia, etc) lo que lleva al progenitor (padre o madre) a acabar con la vida de su hij@.

Filicidio del niño no deseado: aquí es la madre la que asesina a su hij@, ya que no desea su nacimiento en virtud de causas como una paternidad ilegítima (violación, embarazo no programado) o el que la criatura no sea del sexo buscado por uno o ambos progenitores. Cuando el hijo o la hija es un feto, adquiere el nombre de feticidio

Filicidio accidental: Aquí la muerte del hij@ no es intencionada, pero los padres tienen gran responsabilidad criminal debido a que, tal y como se concibe la categoría, el hijo o la hija muere a causa de abusos y maltratos…

Filicidio vengativo: este tipo de asesinato viene ocasionado por la venganza. Aquí, uno de los dos progenitores asesina al hij@ para hacer sufrir al otro progenitor (porque le ha sido infiel, le ha maltratado, etc), transfiriendo así la manifestación de ese odio al hijo o hija.

Por último, las estadísticas del FBI muestran algo tan llamativo como el hecho de que, siendo las mujeres responsables del 13% de los crímenes violentos en general, lo sean del 50% de los casos de filicidios en particular. Además, se sabe que las madres filicidas en general matan al hijo o hija cuando tiene entre 0 (neonato) y 6 años, mientras que los padres filicidas en general matan al hijo o hija cuando está en la adolescencia o en la adultez. Y, en lo que respecta a la edad, la mayoría de madres filicidas tienen menos de 40 años, mientras que la mayoría de padres filicidas tienen más de 40 años.

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Parricidio:


El parricidio es la muerte dada a un pariente próximo, especialmente al padre (patricidio) o a la madre (matricidio). Tanto el patricidio como el matricidio son inusuales, habiendo sido (respectivamente) apenas el 1.5% y el 0.5% de los homicidios cometidos en USA entre 1977 y 1986.

La RAE define el parricidio como la “muerte dada a un pariente próximo, especialmente el padre o la madre”. En este caso, nos centraremos en lo que es el parricidio en sus dos formas primordiales: matricidio y patricidio.

Según el experto en Sociología y Psicoanálisis, Carlos Seijas, el parricidio evidencia que la estructura familiar, “que se supone está hecha para proteger, para vincular y para convivir en la sociedad”, ha dejado de funcionar adecuadamente como consecuencia de que los valores no se hayan puesto en práctica. A eso, Seijas agrega que:“cuando se da que agreden a sus propias familias, es porque la estructura familiar ha dejado de funcionar; la agresión se vuelve hacia adentro, y no hay bordes que les persuadan a respetarse porque los vínculos no están definidos”. Y, en cuanto al propósito de fondo del crimen, el especialista explica que: “el hecho de destruir al otro es llegar a lo real, anularlo de tal forma que ya no exista, matarlo, es conocido como ‹‹pasaje al acto››, tal como un suicidio, un homicidio destruye lo que representa. Lo que busca un parricidio es anular la figura que se violenta”.

Un estudio muy esclarecedor con respecto al matricidio y el patricidio es el de la Dra. Julia Mitrevski del Programa de Leyes y Psiquiatría de la Universidad de California. En su estudio, titulado como The Psychology of Parricide, la Dra. Julia emplea el término “parricidio” para referirse particularmente al matricidio y al patricidio y, entre los diversos planteamientos que hace en base a varios estudios —las estadísticas son del FBI y abarcan el periodo de 1977-1986 en USA—, están los siguientes:
El 2.2% de los homicidios son parricidios.
El 1.5% de los homicidios son patricidios y el 0.7% son matricidios.
El 86% de los matricidios es cometido por hijos, mientras que el 14% por hijas.
La edad promedio del o la matricida es de 30 años, y solo el 15% tiene menos de 18 años.
Entre el 20-30% de los parricidios son cometidos por individuos psicóticos y, pese a que en general hay más patricidios que matricidios, dentro de los parricidios cometidos por individuos psicóticos los porcentajes de patricidio y matricidio son aproximadamente iguales.
La mayoría de parricidios son cometidos por hombres, habiendo una proporción de 6:1 entre hombres y mujeres parricidas.
Los hijos que matan a sus padres tienden a ser menores que los que matan a sus madres.
El patricidio cometido por un hijo es la forma más habitual de parricidio.


Según estadísticas (1977 a 1986) de USA, apenas el 15% de quienes matan a su padre o a su madre tienen menos de 18 años. Además hay una proporción de 6:1 entre hombres y mujeres que cometen este tipo de crimen. Por ello es extremadamente difícil encontrar una chica menor de edad que haya matado a su padre o a su madre. Por otro lado, cuando no hay un trastorno psicótico en quien lo ejecuta, estos tipos de crímenes suelen tener como causa relativamente común el abuso por parte del progenitor asesinado.

Por otra parte, a nivel causal el estudio de la Dra. Julia divide a los (hombres y mujeres) parricidas en parricidas psicóticos (los que sufren enfermedad mental severa) y parricidas reactivos (los que no sufren enfermedad mental severa y matan como una forma de reacción, aunque el asesinato sea planificado). Respecto a eso tenemos que:

El parricida psicótico:
Tiene un historial de enfermedad psicótica crónica.
Tiene delirios en relación a la víctima
Tiene una relación de dependencia (usualmente por la enfermedad) con la víctima.

El parricida reactivo:
No es psicótico
Su asesinato es la respuesta a una grave disfunción familiar
Tiene una relación de hostilidad-dependencia con la víctima
Usualmente es adolescente.

Por su parte, los factores de riesgo para los parricidas reactivos son los siguientes:
Extremo abuso
Aislamiento
Vivir con la víctima una relación que tiende a resolver los conflictos en términos de “ganar o perder”
Presión para ayudar a los padres o a un pariente
Ausencia de ayuda en una situación desesperada
Presencia de armas en la casa
Represión del enojo (esto hace que el agresor acumule enojo), de su exteriorización.
Abuso parental que no puede ser tolerado más y lleva a un punto de quiebre.
Odio crónico y prolongado hacia la víctima
Capacidad de romper con el hogar parental y acarrear las consecuencias del acto.

Por último, particularmente interesantes son ciertas características del estadísticamente muy escaso matricida reactivo:
La mayoría (de matricidas reactivos, no de matricidas en general) son adolescentes.
Han tratado de huir o anular cierta situación de conflicto con la víctima pero no han podido.
Han sido sexualmente provocados, humillados u oprimidos por la víctima.
El padre ha estado ausente o ha llevado una actitud de pasividad ante el conflicto del agresor con la víctima.

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Fratricidio y Soricidio:

Fratricidio es el homicidio en el que alguien asesina a su hermano, mientras que soricidio es el homicidio en el que alguien asesina a su hermana. Las causas de ambos fenómenos suelen radicar en una relación conflictiva, llena de rivalidades y estresante, que por largo tiempo ha existido entre el agresor y la víctima.


Fratricidio es el homicidio de un hermano a manos de su hermano o hermana. Es un crimen bastante escaso, representando apenas el 1% de los homicidios cometidos en USA durante 1984-1995. Generalmente tiene lugar cuando el agresor y la víctima son adultos y su autor suele ser masculino, siendo el caso del hermano que mata al hermano el 76,1% de los fratricidios/soricidios cometidos en USA desde 1984 a 1995. Arriba vemos el más famoso fratricidio de la cultura occidental: Caín matando a Abel.

Autores como Adler postulan que, esa relación conflictiva entre agresor y víctima, tiene por lo general sus comienzos en la primera infancia, cuando los hermanos (hermano-hermano, hermana-hermano, hermana-hermana) compiten por el afecto y la atención de los padres. El problema es que posteriormente esa rivalidad se transforma en una auténtica lucha por conseguir poder, espacio e importancia en el hogar. Pero, tal y como dejó entrever Adler cuando dijo que a “ningún niño le gusta ser el más pequeño”, esa lucha es también una lucha por conseguir poder sobre el otro hermano y así no ser “el más pequeño”. Naturalmente y sobre todo si se trata de familias disfuncionales en las que los padres se muestran como abusivos o negligentes, esa conflictividad entre hermanos puede expresarse en auténtica violencia, sea del hermano mayor al menor, o a la inversa, teniendo en cuenta que esta violencia no necesariamente habrá de ser violencia física, sino que bien puede ser violencia psicológica y verbal.

Ya en un plano algo especulativo y partiendo de que se han encontrado rasgos como conducta antisocial y otras patologías en fratricidas y soricidas, en 1996 Sulloway planteó que la rivalidad entre hermanos vendría a ser un corolario de la fórmula darwinista de competencia natural, así como una forma familiar del conflicto social. Pero también y esto es lo clave, el fratricidio y el soricidio serían, en el marco evolucionista antes dicho, mecanismos de depuración genética en el sentido de que, si alguien con genes de criminalidad elimina a su hermano o hermana, muy probablemente estará eliminando de la población una buena parte de esos genes nocivos (propios de su entorno familiar) para el bienestar de la especie.


El soricidio es menos frecuente que el fratricidio. Así, las estadísticas de los homicidios cometidos en USA durante 1984-1995, muestran que 11,9% de los fratricidios/homicidios pertenecen al caso del hermano que mata a la hermana, mientras que un 3,9% al de la hermana que mata a la hermana. También, tanto hombres como mujeres son mucho menos propensos a matar a sus hermanas que a sus hermanos.

Estadísticamente hablando, según el estudio —coherente en sus conclusiones con respecto a estudios como el de Gebo (2002) o Langan (1994)— realizado por Underwood y Patch en base a los registros del Uniform Crime Reports sobre los años 1984-1995, se cumplen los siguientes puntos en torno al fratricidio y soricidio:
Las detenciones por fratricidio/soricidio representan aproximadamente el 1% de detenciones.
En la mayoría de fratricidios/soricidios, el agresor estaba en la edad adulta temprana o media.
Los hombres son más propensos a ser agresores (87,7%) y a ser también víctimas (84,4%).
El caso de hermano mata a hermano representa el 76,1% de los fratricidios/soricidios.
El caso de hermano mata a hermana representa el 11,9% de los fratricidios/soricidios.
El caso de hermana mata a hermano representa el 8,2% de los fratricidios/soricidios.
El caso de hermana mata a hermana representa el 3,9% de los fratricidios/soricidios.
Los hermanos son más propensos a matar a sus hermanos (76,1%) que a sus hermanas (11,9%).
Las hermanas son más propensas a matar a sus hermanos (8,2%) que a sus hermanas (3,9%).
En general, los fratricidios/soricidios se presentaron en el contexto de una discusión interpersonal entre el delincuente y la víctima.
Los hermanos eran más propensos a ser asesinados por armas de fuego que por otro tipo de medios.
Las mujeres fratricidas/soricidas tendían más que los hombres fratricidas/soricidas a utilizar cuchullos y armas cortopunzantes.

Finalmente, en el estudio del 2002 efectuado por la investigadora Gebo se encontraron otros datos relevantes como:
La mayoría de los fratricidios/soricidios se produjo cuando el agresor y la víctima eran adultos (78%).
Cuando los dos individuos eran adultos (mayoría de casos), los hermanos/hermanas menores tenían más probabilidades de asesinar a los hermanos/hermanas mayores.
En los fratricidios/soricidios donde el agresor tenía menos de 18 años, éste era generalmente (65%) mayor que la víctima.

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Uxoricidio:

El uxoricidio es el homicidio de la esposa por parte del esposo. Muchos sociólogos piensan que el perfil del uxoricida respondería generalmente al de un hombre conservador y machista, que no acepta la independencia femenina y que se opone al aumento de libertades para las mujeres.


El uxoricidio es el homicidio de la esposa por parte del esposo. Generalmente el uxoricidio tiene lugar en el contexto de la violencia doméstica ejercida contra la mujer, por lo que el machismo está estrechamente vinculado al curso que el uxoricidio ha seguido a lo largo de la historia. Una vergonzosa muestra de eso es el régimen del dictador español Francisco Franco (1936-1975), en el cual se permitía el uxoricidio por “causa de honor” (cuando la mujer era infiel al marido)…

Como se ve, muy frecuentemente los uxoricidios son feminicidios (para que haya feminicidio no basta con que se mate a una mujer: debe matársela por razones de género). Y es que, en la historia, el uxoricidio ha estado desde siglos atrás ligado al machismo, por lo que se ha manifestado en cosas como muertes por adulterio socialmente consentidas, que no solamente fueron algo del pasado lejano sino del pasado reciente, ejemplo de lo cual fue el régimen franquista (1936-1975) de España, puesto que el fascista caudillo permitía el “uxoricidio por causa de honor”.

Ahondando un poco en la relación entre uxoricidio y machismo, el estudioso Pitt Rivers señala que la idea de pureza sexual fue introducida en las sociedades occidentales por el Cristianismo, dando lugar a la llamada “cultura del honor”, cultura ésta en la cual una parte del honor del hombre se asienta en la pureza sexual o en la llamada “honestidad” de ciertas mujeres ligadas estrechamente a él, tales como la madre (de ahí el insulto de “hijo de puta”), la hermana, la hija y principalmente la pareja, más aún si se trata de la esposa (y no simplemente de la novia). Sabido es que actualmente las libertades femeninas han aumentado y, al menos en los países europeos y en ciertos países desarrollados, la “cultura del honor” ha perdido poder, pero no por ello ha desaparecido y, en opinión de Pitt Rivers, los mecanismos psicosociales subyacentes a la “cultura del honor” siguen muy presentes, por lo cual, una de las manifestaciones extremas que ésta puede tener dentro de lo que es la venganza del “honor” perdido, es el uxoricidio.

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Mariticidio:

Según la revista Nuestro Tiempo, en el Ecuador el número de mujeres que matan a sus parejas es 10 veces mayor al de hombres que matan a sus parejas, por lo que concordantemente el 80% de las mujeres condenadas por asesinato lo son por matar a sus parejas. Este hecho no es un fenómeno aislado, sino que forma parte del aumento de la “violencia contra el hombre” (una expresión de la llamada “violencia doméstica”) ejercida por la mujer. Las causas de este fenómeno cultural radican principalmente en el retroceso de la mentalidad machista, en los progresos obtenidos por los movimientos feministas y, enesencia, por el aumento del poder social de la mujer.


El maritricidio es el asesinato del esposo a manos de la esposa. Las estadísticas muestran que las mujeres matan con mucha menor frecuencia que los hombres; pero, cuando lo hacen, es muy común que el muerto sea su esposo, su novio o su amante… Un ejemplo perfecto de eso es Ecuador, donde las mujeres matan a sus parejas 10 veces más de lo que los hombres matan a sus mujeres. Allí, el matar a la pareja representa el 80% de los casos de mujeres condenadas por homicidio…

Vemos así que antes era mucho más común el modelo de hombre proveedor, que la mujer tenía menos acceso a la educación y que su rol social estaba por lo general restringido al área de las tareas domésticas, al hogar. No era por ello sorprendente el que antes el hombre tuviese más poder sobre la mujer y el machismo (que aún subsiste en alto grado dentro de los países subdesarrollados) un espacio mayor en la cultura. Pero actualmente la sociedad ha cambiado y la mujer tiene prácticamente igual importancia que el hombre en el mundo laboral, lo cual ha hecho que su poder económico aumente y que sean cada vez más abundantes los casos de hogares en que la mujer y su pareja aportan por igual, o incluso aquellos casos en que la mujer aporta más o aporta simplemente todo, como sucede con los hombres que han perdido su empleo. Esto es clave para comprender el maritricidio, ya que el maritricidio es muchas veces la manifestación última de la “violencia contra el hombre”, la cual pasa en gran medida enmascarada en la generalidad de países, ya que el hombre tiene miedo de denunciar, sea por temor a las burlas y a la indiferencia de las autoridades, o sea porque la mujer es la que tiene el poder económico (ella trae el dinero, la casa es de ella, etc) y puede echar al hombre a la calle… Sin embargo no en todos los países los hombres callan, y Canadá es el mejor ejemplo. En efecto, un estudio (del año 2000) basado en los informes de violencia familiar muestra que el 65% de las mujeres canadienses ha maltratado físicamente a sus esposos, mientras que, en un estudio estadounidense en el que se compararon tres encuestas, se tiene lo siguiente: 59 de cada 1000 esposas afirmaron haber agredido físicamente de forma grave a su esposo; 18 de cada 1000 esposos afirmaron haber agredido físicamente de forma grave a su esposa; 22 de cada 1000 esposas afirmaron haber sido agredidas físicamente de gorma grave por su esposo; 32 de cada 1000 esposos afirmaron haber sido agredidos de forma grave por sus esposas.

Hasta allí con los casos en que la mujer maritricida es total o casi totalmente la victimaria, ya que existen también muchos casos en que el maritricidio es una respuesta de la mujer a los abusos de los que por largo tiempo ha sido víctima y ha terminado matando, según la psicóloga Fabiola Alba, “porque la mujer no sabe (o no se le permite) desahogar su ira, su estrés, su dolor y en lugar de deshacerse de los problemas, del odio, lo acumula”. A esto, la especialista agrega que: “Las características en estos casos son similares: las asesinas muchas veces son víctimas de agresiones constantes, tienen baja autoestima, ira acumulada, desórdenes nerviosos, cansancio y sentimiento de culpabilidad” y que “la mayoría proviene de hogares disfuncionales y afrontan traumas que las han limitado mentalmente, para tomar decisiones. Pero, en un momento dado, generan una autodefensa psicológica y terminan aniquilando a su pareja, hartas de tanto abuso”.

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Vistos ya los homicidios de parientes, es pertinente hacer una revisión del infanticidio y del feminicidio en tanto que estos tipos de homicidio se ajustan más a los homicidios de parientes que a los homicidios de dimensiones sociales (democidio, genocidio, progromo, magnicidio) o a categorías como el suicidio y la eutanasia. Y es que, como se verá, en la práctica muchos feminicidios e infanticidios son homicidios de familia.
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Infanticidio:

El infanticidio consiste en causar la muerte de un infante (niño o niña) de forma intencional. Pese a que la RAE define que el infanticidio es la “muerte dada violentamente a un niño de corta edad”, algunas legislaciones, tal y como la del Reino Unido, establecen que el infanticidio solo se aplica a niños que no pasan de los doce meses de vida.


Aunque la RAE define que el infanticidio es la “muerte dada violentamente a un niño de corta edad”, algunas legislaciones, tal y como la del Reino Unido, establecen que el infanticidio solo se aplica a niños que no pasan de los doce meses de vida. El infanticidio es tan viejo como la Humanidad e incluso, en los no muy distantes inicios del siglo XIX, gente de la India arrojaba a sus propios hijos al río Ganges, lugar donde eran devorados por tiburones y así servían como sacrificio a los dioses…


El filósofo chino, Han Fei (arriba), escribió en relación a lo que en su época (s. III a.C.) se vivía: ‹‹Respecto a los niños, un padre y una madre, cuando producen un niño, se felicitan uno al otro, pero si producen una niña, le dan muerte››

Los primeros infanticidios se pierden en los orígenes históricos de la Humanidad, al punto de que, según muestran estudiosos como Carl Grimberg, Joseph Birdsell y Arnol Toimbee, existen evidencias de que en el Paleolítico (2,85 millones de años a.C. hasta 10.000 años a.C. ) y el Neolítico (7000 a.C. hasta 3000 a.C.) se daban infanticidios cuyas víctimas eran recién nacidos y cuyos autores eran sus propios padres. Las causas solían ser rituales de sacrificios, canibalismo o guerras tribales que, en compañía de otros factores, hacían que resultase más útil para la supervivencia grupal el sacrificio del género más débil, por lo que aproximadamente el 50% de los neonatos de sexo femenino fue sacrificado por sus padres en el Paleolítico…

Ya después, el infanticidio estuvo presente en grandes civilizaciones como la babilonia, la siria, la caldea, la fenicia, la egipcia, la doria, la etrusca, la griega y la romana.

Tal y como dio a pensar el apartado anterior sobre el femicidio, el infanticidio también ha estado ligado al machismo durante siglos, pese a que, durante la Prehistoria, el sacrificio predominante de neonatos de sexo femenino obedecía a razones de supervivencia antes que a una cultura machista. Un ejemplo de este infanticidio machista lo observamos en lo que el filósofo y aristócrata Han Fei escribió en relación a lo que en su época (s. III a.C.) se vivía: ‹‹Respecto a los niños, un padre y una madre, cuando producen un niño, se felicitan uno al otro, pero si producen una niña, le dan muerte››. Más dramático aún resulta el caso de la India, donde hasta inicios del siglo XIX existía una práctica macabra en la cual, a modo de sacrificio a los dioses, un niño era arrojado por sus padres a los tiburones del río Ganges…
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Feminicidio/Femicidio:


El femicidio o feminicidio es el asesinato de mujeres por razones de género, estando así ligado al machismo y la misoginia. El concepto surgió entre las feministas durante la segunda mitad del siglo XX.

El femicidio o feminicidio es el asesinato de mujeres por razones de género. Aquí la motivación importa mucho, ya que el femicidio/feminicidio fue un concepto surgido en el marco de las teorizaciones propias del Feminismo. Esto lo vemos cuando en 1982 la socióloga feminista Diane Russell definió el femicidio como: ‹‹el asesinato de mujeres por el hecho de ser mujeres››.

Un concepto semejante al de Diane Russell fue el de Jill Radford en su obra Femicide; aunque, en lo que respecta a su introducción en el mundo hispanohablante, si bien actualmente “femicidio” y “feminicidio” suelen usarse indistintamente, en los inicios existían dos corrientes, una para cada término. Por un lado, feministas como Ana Carcedo y Montserrat Cabañas defendieron el uso de “femicidio” diciendo que era un término homólogo a “homicidio” con la diferencia de que dejaba de lado la neutralidad de aquel al referirse exclusivamente a la muerte de mujeres como un resultado extremo de la violencia de género. Por otro lado, feministas como Julia Monárrez y Marcela Lagarde prefirieron hablar de “feminicidio” pues, tal y como lo concebían, no solo aludía al asesinato de mujeres sino que ponía énfasis en la misoginia y en la tolerancia del Estado.

Pasando ahora a la realidad concreta, vemos que el femicidio/feminicidio está conectado al machismo, el cual es un fenómeno cultural que desde siglos atrás ha estado presente en muchas sociedades, tanto de Occidente como de Oriente y siempre sustentado en parte sobre la mentalidad patriarcal y misógina a la que han tendido las grandes religiones. Véanse nada más estas citas que corroboran lo dicho: 1) ‹‹Los hombres tienen autoridad sobre las mujeres en virtud de la preferencia que Alá ha dado a unos más que a otros […] ¡Amonestad a aquellas de quienes temáis que se rebelen, dejadlas solas en el lecho, pegadles!›› (Corán/Islam), 2) ‹‹Habló Jehová a Moisés, diciendo: “Habla a los hijos de Israel y diles: La mujer, cuando conciba y dé luz a un varón, será inmunda 7 días…. Y si diera luz a una niña, será inmunda dos semanas”…›› (Antiguo Testamento/Cristianismo-Judaísmo). 3) ‹‹Las mujeres deben depender de los hombres de día y de noche y, si se apegan a los placeres sensibles, hay que mantenerlas bajo control. Su padre cuida de ella en la infancia, su marido cuida de ella en la juventud y sus hijos cuidan de ella en la vejez. Una mujer nunca es apta para la independencia›› (Código de Manu/Hinduismo). Visto lo anterior, no sorprende que, además de las múltiples muertes por adulterio (en el Antiguo Testamento y en el Corán, se ordena apedrear a la mujer adultera), dos de las principales causas de femicidio hayan sido el feticidio o infanticidio ocasionado porque se deseaba que nazca un varón y no una niña, o la muerte de mujeres a causa de golpes propinados por sus dominantes esposos.


El machismo ha alimentado por siglos el feminicidio, principalmente a través de lo que es el uxoricidio efectuado por razones de género. Sin embargo la mujer no ha resultado meramente víctima sino también algo culpable al asumir e interiorizar las creencias culturales de la sociedad machista. Y es que, como afirmaron Beatriz Leonardi y Claudia Bani: ‹‹en la medida en que los sistemas sociales logren hacer creer a los individuos que los modelos que se le presentan sobre la realidad son los “únicos posibles”, asegurarán su permanencia, porque confundir la realidad con el modelo es la base ideológica para la opresión.››

Finalmente, en todo el complejo fenómeno cultural e histórico que es el machismo, resulta claro que la mujer ha tenido parte de la culpa al interiorizar y asumir como propias las creencias machistas que le han conducido, o bien a la complicidad directa aprobando la opresión y la violencia (la violencia puede asumir formas sutiles, no necesariamente es violencia física) masculinas, o bien a la complicidad indirecta expresada en forma de indiferencia, apatía o simple falta de acción ante su condición. Debido a eso, en el ensayo El Feminicidio: origen y consecuencias, las investigadoras Beatriz Leonardi y Claudia Bani afirman que: ‹‹en la medida en que los sistemas sociales logren hacer creer a los individuos que los modelos que se le presentan sobre la realidad son los “únicos posibles”, asegurarán su permanencia, porque confundir la realidad con el modelo es la base ideológica para la opresión.››

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